Colegio Parroquial Nuestra Señora de Fátima
El Rama (Nicaragua)
Era la primavera de 1958 cuando llegaron a El Rama (Zelaya Central) las primeras hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor para hacerse cargo de la escuela parroquial “Nuestra Señora de Fátima” y colaborar en la tarea misionera de la Iglesia local.
El trabajo pastoral de la comunidad se desarrolla entre la atención a la catequesis, trabajo en el equipo de Pastoral y la colaboración en la catequesis de las comunidades rurales, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los pueblos. Destacada es también la labor desarrollada desde hace muchos años para la capacitación y formación de Maestros Rurales.
No podemos olvidar el importante trabajo que desarrollan las Hermanas en la escuela, atendiendo alumnos de todas las edades, y procurando solucionar las dificultades más urgentes y graves de las familias, con la mirada puesta en Dios, Padre misericordioso, dirigiéndole la plegaria con "fe y confianza".
Desde hace más de veinticinco años coordinan también el grupo de Alcohólicos Anónimos y realizan cursos de capacitación doméstica, y labores con las amas de casa en los diferentes barrios de la población.
Como preparación a las apariciones de Nuestra Señora, un ángel quien se identificó como el "Ángel de Portugal", le habló en primer lugar a los niños diciéndoles: "No temáis. Yo soy el ángel de la
Paz. Rezad conmigo".
Luego él se arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó: "Dios mío, yo creo, yo adoro y yo te amo!, te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no confían y no te
aman!" El dijo esta oración tres veces. Cuando se paró, le dijo a los niños "Rezad así. Los corazones de Jesús y María están atentos a la voz de sus súplicas". Él dejó los niños quienes empezaron
a decir esta oración frecuentemente.
Las apariciones del Ángel de Portugal (1916)
En la Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en estos días. Casi
siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas
pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se encontraba el
pueblito de Fátima (donde la Iglesia parroquial se encontraba) y Aljustrel (donde vivían los niños).
Dos miradores favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20.
Madre Guadalupe Caldara.
El Colegio Nuestra Señora de Fátima te Recuerda con amor .
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